Por: Sergio Rengifo Caicedo
Abordar la desigualdad es uno de los grandes retos a los cuales nos enfrentamos en el mundo y cuando tomamos la decisión de tomar acción sobre ello, muchas empresas, gobiernos e individuos se abruman por la cantidad de enfoque que este tema tiene.
Se habla de equidad de género, de negocios inclusivos, de diversidad de pensamientos y culturas, de inclusión a las personas de diferentes orientaciones sexuales, territorios, profesiones, capacidades y más. Así mismo, se espera que el gobierno genere políticas inclusivas, que las personas nos tratemos con respeto y que las empresas generen oportunidades para todos. Pero, ¿cómo hacerlo?, y más específicamente, ¿cómo las pequeñas y medianas empresas pueden ser parte de la solución a las desigualdades?
Para ello, el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) y CECODES como nodo regional, comparten herramientas creadas por empresas para las empresas como la Comisión Empresarial para Disminuir la Inequidad (BCTI, por sus siglas en inglés) para construir una agenda corporativa global con el objetivo de abordar los desafíos de desigualdad desde el sector empresarial, sin importar el tipo, sector o tamaño de las organizaciones.
Una de las primeras labores del sector privado es ser creadores de empleo, pero no debemos conformarnos con este único punto y contabilizar el número de empleos, o el porcentaje de mujeres y hombres, o la cantidad de personas en condición de discapacidad que hacen parte de nuestros equipos de trabajo.
Julie Coffman, socia y directora de diversidad de Bain & Company y comisionada del BCTI mencionó en un artículo que “las empresas tienen un impacto directo en la representación de la fuerza laboral de grupos subrepresentados, porque tienen los empleos y las trayectorias profesionales disponibles. Sin embargo, lograr un progreso sostenible en materia de diversidad, equidad e inclusión (DEI) dentro de una organización es un desafío. Contratar empleados de grupos subrepresentados es un primer paso fundamental, pero, en última instancia, es más importante garantizar que se desarrollen, crezcan y prosperen”.
En esta misma línea, el BCTI lanzó un documento llamado “Combatir la desigualdad: Una agenda para la acción empresarial”, en el cual se describen varias estrategias viables que las empresas pueden adoptar para abordar la desigualdad, sin importar el sector o mercado donde se desarrollen y teniendo el respeto por los derechos humanos como centro de la estrategia.
En primer lugar, enfatiza la importancia de crear trabajos y oportunidades económicas para todos, donde se incluye la diversidad y la inclusión dentro de la fuerza laboral, garantizar igualdad de salarios y brindar oportunidades para el crecimiento y desarrollo profesional. En segundo lugar, el documento destaca la importancia de la gestión responsable de la cadena de suministro, donde las empresas deben garantizar que sus proveedores se adhieran a prácticas laborales éticas y proporcionen salarios y condiciones de trabajo justas. Lo anterior permitirá la redistribución de valor justo en toda la cadena. En tercer lugar, las empresas deben mejorar el acceso a productos y servicios para todos al aprovechar sus recursos y experiencias para marcar una diferencia tangible, mejorar la vida de las poblaciones vulnerables y reducir las disparidades que contribuyen a la desigualdad.
Finalmente, no podemos dejar de lado la acción empresarial alineada a un gobierno fortalecido con instituciones que habilitan la acción sostenible y que juntos cumplen objetivos. Las empresas tienen el potencial económico y experiencial de acompañar al gobierno en este camino.
Es fundamental trabajar juntos para promover un mundo más equitativo, inclusivo y sostenible. Invito a las pymes a reflexionar y tomar acción ya que, como sector privado, tenemos el potencial de lograr las transformaciones y los objetivos propuestos para cumplir con las hojas de ruta trazadas.